miércoles, 1 de noviembre de 2017

La simplicidad...

Las bienaventuranzas son un códice para los monjes. Aún más, qué es lo que pide y exige el sermón del Monte?  la Santa SIMPLICIDAD. Una gran simplificación. Este es el gran valor del Monje Cisterciense.

Lo que nos rodea y vivimos nos parece fugaz, inconsistente, perecedero. La temporalidad no es satisfactoria; experimentamos la inutilidad de la proliferación. Sufrimiento en todas partes. Todo es vanidad. La pluralidad es un hecho. El mundo es complicado. Y así nos encontramos preocupados y perplejos porque nos sentimos incapaces de dominar las muchas cosas que nos interesan e incluso nos desconciertan.

El monaquismo es una reacción radical contra tal estado de cosas. El monje, hijo de este mundo dividido y disperso, ha sentido la llamada de Dios al monasterio, el lugar de la unificación, para llevar a cabo la gran aventura de su unidad en el Señor y con todos los hermanos los hombres. Porque simplicidad es sinónimo de unidad (Mt 6,22) e integridad en el despojo de la superficialidad y de las actitudes caprichosas, capciosas y esquivas; porque la mirada del sencillo atisba la autenticidad de la vida como un encuentro con la verdad de uno mismo, de la relación con los demás, con las cosas, y en definitiva, con Dios en Cristo.

La simplicidad como la unidad tiene un centro: el corazón de la persona, que es templo, misterio. Por eso la unidad, que es simplicidad, es una meta siempre alcanzable y siempre lejana. Nos lanza hacia ella el aliento del Espíritu, que habita en el corazón de la persona y del mundo. Por eso el simple ve a Dios y la esencia de las cosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué son los encuentros monásticos?...

¿Qué son los encuentros monásticos?...