No temas... abrirte a la misericordia.
Alégrate... porque al contemplar la misericordia nos llenamos de vida.
Se llamará Jesús... MISERICORDIA.
En la bula que nos ha escrito el Papa Francisco nos dice:
" María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno ".
Nosotras, monjas cistercienses, al terminar el día dirigimos nuestra mirada y corazón a María cantando la Salve. En este día en que se inaugura el año de la misericordia, según nos indica el Papa Francisco, nos vamos a detener:
"para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús".
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