Las pequeñas cosas son las que te conducen a la felicidad y al éxito y las que te hacen verdaderamente grande.
Es en lo cotidiano, pequeño y sencillo en lo que verdaderamente puedes demostrar tu grandeza y nobleza de espíritu. En la vida diaria, en esa monotonía del día a día se va fraguando las grandes cosas. Por eso, la más meritoria y difícil heroicidad es conseguir una cotidianidad brillante y disfrutadora.
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