jueves, 29 de marzo de 2018

Pedro en la última cena...

Tratemos de ponernos en la piel de Pedro, a quien Jesús interpela tan triste y amorosamente: «¡Simón, Simón!». Lucas, pues, no nos presenta los aspectos más negativos de la presunción de Pedro. Pedro es objeto del reproche amoroso de Jesús: «Pedro, no comprendes la situación real, te equivocas, no entiendes lo que sucede a tu alrededor: estás tan seguro de ti, de tu capacidad de hacer algo por mí, que casi te consideras tú como mi benefactor, como mi salvador. Fíjate, Pedro, en que he sido yo quien ha rogado por ti, que eres tú quien tiene necesidad de mi oración. Tu fe está en peligro, y yo he orado por ti para que puedas ayudar a los otros, pero sólo cuando al fin te hayas convencido». Es un ejemplo de delicadeza, porque lo que quiere decir es que Pedro se encuentra al borde del abismo, al límite, y que, creyendo estar ayudando a Jesús a llevar la cruz, es él quien está a punto de irse al traste. Y Pedro responde con bellísimas palabras: «Señor, contigo al fin del mundo». ¿Podríamos pensar en algo más hermoso que esto?  

QUIERO FELICITAR A LOS SACERDOTES. HOY ES VUESTRO DÍA. 
Un recuerdo especial a aquel que pone su servicio, su tiempo, su vida para cuidar el alma de quien está detrás de estas letras. VA LA ORACIÓN POR VOSOTROS.

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