domingo, 5 de marzo de 2017

En la puerta de la cuaresma...


Hemos estado en el umbral de la cuaresma. Ahora nos encontramos en la puerta de la cuaresma. Es la inauguración de la cuaresma con el primer domingo. La conversión que es el tema central, es un combate, una lucha contra alguien. Ese alguien es la potencia del mal que está.

El ser humano  es debilidad. Somos barro. Adán y Eva tienen miedo de ver su debilidad, de verse frágiles, de verse imperfecto. Sin embargo, los somos.

En este domingo se nos presentan las tres tentaciones. Son las tres tendencias  frustrantes del ser humano:

Primero su propia necesidad el pan. Necesidad más elemental. Cuando la necesidad nos acucia  en exceso, nos perturba. Nos perturba hasta el punto de sacarnos de nosotros mismos.

Segundo es una filigrana: tírate del templo para abajo. El exhibicionismos, el querer que nos reconozcan los demás, el querer ser algo en esta vida. El querer aparentar.

Tercero la pasión por el poder, el poder expresa todo lo contrario de la debilidad, es la evasión de la propia debilidad, en algo  que me da estabilidad. Cuanto más poder más soy.

Son pasiones que están en el ser humano. Sin embargo, la auténtica tentación de Jesús no nos la presenta hoy la liturgia. Se encuentra en el Huerto de los Olivos, lo veremos al final de la cuaresma. Ahí Jesús, ora y la gran obsesión de Jesús que es el Reino de Dios, se eclipsa, inmediatamente siente que su vida ha sido un fracaso y por eso grita en el fondo de su corazón: si es posible que pasa de mí este cáliz!

Toda la vida simbolizado en esos 40 días y 40 noches, es una tentación y el vencimiento de la tentación está en la dimensión de reconocer nuestra propia debilidad, en este reconocimiento que está en una confianza absoluta en Dios. La fuerza no está en nuestra mano sino en Dios, esto requiere una gran fe y al mismo tiempo una concentración en sí mismo. Ninguna evasión de sí mismo.

El que no es probado ni tentado no sabe nada. Porque la prueba y la tentación es la que nos da la experiencia. La experiencia es el reconocimiento real de lo que somos, barro, fragilidad, fugacidad, caducidad absoluta ahí está nuestra debilidad. Asumiendo lo que somos  y proyectando nuestra confianza en Dios.

 Estos tres tipos de tentaciones que nos ofrece hoy el evangelio son tres pero se diversifican en multitud de tentaciones según la complejidad del ser humano. La expresión pasional, la expresión de debilidad, la expresión de circunstancias en las que uno se mueve constantemente, que está recibiendo impactos constantes de fuera para salir de uno mismo y caer en la tentación de buscar su propia seguridad. Al final la confianza y la fe en Dios.

Con la tentación sabes lo que es la vida y sabes lo que tú eres. Esta ciencia de la fragilidad la necesitamos. Es una paradoja. Pues, en la medida que conocemos mejor la debilidad y fragilidad y la asumimos nos hacemos fuertes. En palabras de Pablo: ¡cuánto más débil soy más fuerte!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué son los encuentros monásticos?...

¿Qué son los encuentros monásticos?...