miércoles, 31 de enero de 2018

La luz...

Celebramos el día de la Presentación del Señor, una fiesta llena de vida para nosotras como monjas cistercienses.

Hoy hemos llevado en la procesión unos cirios encendidos y me venía a la mente la pregunta que se hacía Guerrico de Igny, ¿Quién habrá que al llevar hoy el cirio encendido en sus manos no recuerde al instante a aquel bienaventurado anciano que al recibir hoy en sus brazos a Jesús, el Verbo en la carne como luz en la cera, afirmaba ser aquél la luz que había de iluminar a todas las gentes? En verdad también él era una antorcha ardiente y resplandeciente que daba testimonio de la luz y para esto había venido al templo guiado por el Espíritu Santo del que estaba lleno: para recibir tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo y proclamar que aquél era la misericordia y la luz de tu pueblo.

Realmente tú y yo, como ese anciano apacible, llevamos la luz no sólo en nuestros brazos, sino también en los sentidos.

Te invito a contemplar el cirio que resplandece en las manos de Simeón: encendamos también nosotros los cirios tomando la luz de él, quiero decir, las antorchas que manda el Señor tengáis en vuestras manos. Acércate a él y seremos iluminados, De este modo no seremos simples portadores de antorchas, sino que nosotros seremos antorchas que brillarán dentro y fuera, para vosotros y para vuestro prójimo. Ten, pues, una antorcha en el corazón, en la mano, en la boca. En el corazón, la antorcha brilla para nosotros mismos; en la mano y en la boca, brilla para el prójimo.

¡¡¡Coge el cirio en esta fiesta de la Presentación del Señor e ilumina tu corazón e ilumina a tu alrededor!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué son los encuentros monásticos?...

¿Qué son los encuentros monásticos?...