Os vamos a compartir las siete cosas que ocurren cuando el Espíritu Santo transforma tu vida. Hoy os presentamos la primera, así a lo largo de siete días tendréis las cosas que ocurren cuando el poder transformador del Espíritu santo entra en vuestra vida.
Isaías nos dice. "Al final será derramado desde arriba sobre nosotros espíritu. Se hará el desierto en un campo fértil, y el campo fértil será considerado bosque" (Is 32,15). La idea de vivir en un desierto no es nada de placentera. Es soledad; un lugar de serpientes, escorpiones y muerte. Pero el espíritu del Señor puede cambiar el paisaje en un jardín, un lugar de belleza y abundancia.
Es el Espíritu Santo que enriquece nuestro suelo y envía la lluvia en preparación para una fiesta de acción de gracias. Él es el único que hace posible la cosecha.
No es fruto del hombre, sino de Dios. Por eso la escritura lo llama "el fruto del Espíritu". Cuando presentamos nuestros vasos, Él los llena hasta rebosar.
Quizás puedas decirte: "Pero no vivo en un desierto, mi huerto ya está plantado". Eso no es problema para Dios. Él dice que su huerto llegará a ser tan bendecido que el campo fértil será considerado bosque.
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