Ayer celebrábamos el día de la dedicación de nuestra Iglesia.
Desde estas huellas os queremos dejar un bello pensamiento de Gregorio Magno. Él se consideró un segundo Job y nosotras como él somos otro Job. Dice Gregorio Magno:
" Por eso, el santo Job, como miembro que es de la Iglesia, habla también en su nombre diciendo: lo que antes mi alma no quería tocar, por la necesidad se ha convertido ahora en mi alimento, porque el pueblo gentil, una vez convertido, arde en ansias de amor y siente hambre del alimento de la Escritura que antes despreciaba en su soberbia".
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