martes, 19 de abril de 2016

Escuchar...



Desde el domingo en la liturgia nos estamos encontrando con las claves de la primitiva iglesia:el pastor, la puerta.

Sin embargo, deseo resaltar el verbo "oír" y sobre todo "escuchar", la voz supone una relación de mutua pertenencia entre el que llama y el que lo recibe. A este respecto es significativo el discurso sobre el buen pastor. Al inicio del evangelio de Juan en el capítulo 10, 1-5 todas las ovejas están reunidas en el "recinto" y oyen la voz del pastor. Pero sólo "sus ovejas", las que han sido dadas a Jesús por el Padre, perciben la llamada. En efecto, el pastor "llama a sus ovejas una a una"; salen y lo siguen, se dejan guiar "porque conocen su voz", mientras "no conocen la voz de los extranjeros". Jesús tiene ovejas que están fuera del "recinto" del judaísmo. También éstas "escucharán su voz"; también la "conocerán" y llegarán a ser un solo grey bajo "un solo pastor".

Más adelante, dirigiéndose a los judíos incrédulos, "puesto que no pertenecen a sus ovejas", Jesús les dice: "Miso ovejas escuchan mi voz", Se trata de la grey reunido por su voz. Las ovejas viven de la escucha de esta voz, "siguen" al pastor que les da "la vida eterna"; se saben seguras.


¿QUÉ VOZ ESCUCHAS? ¿QUIÉN ES TU PASTOR? Si escuchas, a Jesús, descubrirás sendas nuevas.

¿CÓMO LE ESCUCHO? ¿DÓNDE LE ESCUCHO? En un momento de oración, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía, en los acontecimientos, en las personas que te rodean.

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