"Hombre, mujer..., no vas a recibir nada implorando. SÓLO DESCANSA. Es tan fácil cuando te rindes".
Nunca lograrás tener un encuentro con el ESPÍRITU SANTO a base de puños, esforzándote... Es como cuando aprendes a nadar. Si luchas por nadar comienzas a hundirte, y puede que aun te ahogues. Es por eso que el instructor de natación primero enseña al niño a relajarse y aprender a flotar. El nadar viene de modo natural cuando no luchas.
Si alguna vez te has enamorado, seguro que descubriste que no te enamoraste a base de decirte: le quiero, le quiero..., NO, seguro. Es algo que está o no está ahí. Tú no tienes que esforzarte en ello, porque el amor se rinde.
Cuando Jesús es tu Señor, cuando lo amas con todo tu corazón, no es difícil rendirte a Él. Es lo mismo con el Espíritu Santo.
Descansa y ama.
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