Cuántas veces nosotros creemos que lo que estamos viendo en nuestra vida es un fantasma. Necesitamos ver, tocar... porque nos invade la duda, la noche se hace espesa en nuestra vida. Los fantasmas desaparecen en la medida que alguien nos muestra el camino de Jesús Resucitado; o simplemente vemos y tocamos "las manos y el costado".
Por qué no dejar que hoy abramos nuestros fantasmas a alguien que nos escuche y nosotros mismos escuchemos por su boca que ¡JESÚS VIVE!; o nos pongamos a los pies del sagrario y "veamos" que ¡JESÚS ESTÁ VIVO!
LOS FANTASMAS DESAPARECEN CUANDO LOS HACES FRENTE Y EXPERIMENTAS QUE JESÚS ESTÁ VIVO.
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