MEMBRA
JESU NOSTRI
Se atribuye a Bernardo de Claraval, S. XII
Hacia el rostro
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame en tu misericordia.
Salve, cabeza ensangrentada,
totalmente coronada de espinas,
sacudida, herida,
con cañas golpeada,
faz cubierta de salivas.
Ya que es necesario que yo muera,
no me abandones entonces,
en la hora terrible de la muerte,
ven, Jesús, no tardes,
para protegerme y liberarme.
Cuando me ayudes a salir de este mundo,
Jesús querido, aparece
entonces;
amante a quien deseo abrazar
mostrándote a Ti mismo
en la cruz de la salvación.
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