Lucas nos dibuja una escena llena de mensaje y en la que entran en diálogo tres personas:
El mucho amor de la mujer es fruto de haberse enfrentado a sus sombras, haber reconocido su pecado y saberse querida y perdona por Dios. El fariseo no es capaz de enfrentarse a su pobreza, se defiende juzgando a los demás. Jesús, a través de la parábola, pone al descubierto la verdad y abre a Simón la oportunidad del perdón.
De las tres posturas se nos invita: acoger el perdón nos restaura. Perdonar nos libera. A veces, por circunstancias de la vida podemos ser duros con el daño recibido y dejamos que el rencor se aloje en nuestra casa destruyéndonos. Pero, sobre todo, somos duros con nuestro propio pecado. Abramos espacio a Jesús misericordioso, PERDONEMOS Y PERDONÉMONOS A NOSOTTROS MISMOS COMO ÉL LO HACE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario