Os quiero compartir una historia que a mí personalmente me hace reflexionar:
" En una calle secundaria de Berlín un hombre harapiento se afanaba sin éxito por arrancar una melodía a su viejo violín. Junto a él pasó un famoso concertista que, vendo las pocas monedas que los transeúntes habían depositado a los pies del mendigo, decidió hacer algo. Tomó en sus manos el violín, afinó sus cuerdas y después, con gran maestría, arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento.
La vida nos da a todos un violín, que son nuestros conocimientos, habilidades y aptitudes. Y tenemos libertad para tocar ese violín como nos plazca".
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