¿Cómo mira Dios nuestra vida? Ésta puede ser una buena pregunta lógica para hacerse al final del año litúrgico y que además el texto evangélico sobre el juicio final aclara. ¿Tendrá Dios un ordenador con una multitud de datos personales almacenados? ¿Organizará un lento proceso considerando y contabilizando pros y contras?... surgen una y mil preguntas. Pero, nada de eso, nos dice Jesús. La decisión nos desconcertará por lo breve, rápida y sencilla: "Tuve hambre y me diste de comer: pasa adelante". Es decir, nuestra vida depende de Mt 25,40: "Cada vez que hiciste el bien con un hermano mío de esos más humildes, lo hiciste conmigo".
Sólo por el camino del servicio y la fraternidad se encuentra a Cristo Rey. Ante este texto puede asaltarnos una dificultad que el Reino de Dios es un mundo de gente que ayudar y gente que ayudan, y no es así. El Reino de Dios se realiza cada vez que elegimos AMAR Y SERVIR de múltiples formas. Entonces, escogemos a Jesús por rey. El Rey de la Vida.
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