La verdadera estrella del relato de los magos es Jesús. Los magos somos nosotros si nos ponemos en camino al encuentro con Dios y con esa actitud de búsqueda que, al debilitarse la luz de la fe, nos hace preguntarnos: ¿Dónde está el Rey de los judíos, el crucificado y resucitado?
Si sabemos leer las circunstancias que nos rodean tendremos la respuesta. Él se manifiesta como estrella en un niño, en lo débil, en la carne. El lugar privilegiado de encuentro con Dios es el hombre y mujer débil y excluidos, expuestos a la intemperie, y no los grandes como Herodes. Por eso nosotros, tú y yo, igual que los magos, no podemos volver al poder opresor, en cualquiera de sus formas. Quien se encuentra con este Niño, el Dios-con-nosotros, tiene que volver "por otro camino".
¿Dónde está el Rey de los judíos, el crucificado y resucitado?
EN LO PEQUEÑO, DÉBIL
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