La Palabra de este domingo es maravillosa. Me fijo en la carta a los Filipenses 2,1-11 "... y le concedió el "Nombre sobre todo nombre", de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble..."
Esta frase me lleva a San Bernardo, la pasión que muestra por el nombre de Jesús estremece profundamente. Dice así San Bernardo: el nombre de Jesús es luz, comida. ¿No te sientes fortalecido cuantas veces lo recuerdas? ¿Qué cosa hay que nutra tanto el espíritu del que lo medita? ¿Qué otra cosa repara tanto las fuerzas perdidas? Todo alimento del alma carece de sustancia si no va condimentado con este óleo: es insípido si no está sazonado con esta sal. El leer me fastidia si no leo allí el nombre de Jesús. El hablar me disgusta si no se habla allí de Jesús. JESÚS ES MIEL EN LA BOCA, MELODÍA EN EL OÍDO, JÚBILO EN EL CORAZÓN.
Es también medicina. ¿Está triste alguno de vosotros? Pues venga Jesús a su corazón y de allí pase a la boca, y apenas es pronunciado este nombre adorable produce una luz resplandeciente".
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