La gente gasta millones de euros en transformar sus cuerpos. Intenta exóticas dietas, viajes a lujosos centros de salud, y emplean horas bajo el bisturí del cirujano plástico, todo con la esperanza de rehacer su imagen mediante tales superficialidades. Y después que han sido recogidos, pulidos, empaquetados, envueltos, reducidos y aumentados, ¿qué tienen? Aparte de una enorme deuda, no mucho más que los mismos sedientos espíritus que tenían antes, todavía necesitados con desesperación el Espíritu Santo.
La transformación que el Espíritu de Dios hace, sin embargo, no es cosmética. Él lo cambia todo de adentro a fuera. El cambio es TOTAL. "De modo el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo" 2Cro 5,17.
Es a través del Espíritu del Señor que tú estás en condiciones de vestirte "del hombre nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" Ef 4,24.
¡¡¡PREPÁRATE PARA TAN GRAN TRANSFORMACIÓN!!!
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